martes, 16 de abril de 2013

Artículo publicado en Grada 360

http://blogs.grada360.com/heroesqueyanofirmanautografos/2013/04/16/joan-garriga-no-supo-vivir-sin-velocidad/


Autor: Ignacio Serrano @iserranoc 16-4-2013
Joan Garriga no supo vivir sin velocidad

El embrión de los grandes duelos contemporáneos del motociclismo español seguramente tenga su origen en la lucha que Joan Garriga y Sito Pons protagonizaron a finales de los 80’ por el título mundial de 250 Cc. Fue en 1988 cuando el rebelde e impetuoso Garriga desafió al comedido y tranquilo Pons, a la vida y a su propia suerte; para acabar superado y sepultado por su ansia y dependencia de la velocidad.

El fulgurante despegue de Joan Garriga, oportunamente apodado como ‘Boeing 747′, llegó a medidos de la década del despertar del motociclismo patrio; cuando con apenas 20 años se elevó como uno de los pilotos más polivalentes y atrevidos de la parrilla nacional. Un desborde de entrega y pasión con su Yamaha YZR; su descaro y osadía en el asfalto y fuera de él hicieron que la sencillez de este barcelonés desgarbado de cabello rizado se ganara el afecto y la admiración de un mundo que, ajeno a lo que estaba por venir, disfrutaba de sus éxitos en categoría nacional y de su inminente salto al Mundial.
Desesperado, buscó evadirse; y tomó la dirección equivocada.
Condenado a dos años de prisión por complicidad en
tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas en 2003
Después de años de crecimiento constante, su cénit, trágico a la postre, se hallaría en 1988. Fue en esa temporada cuando mantuvo un duelo permanente con Sito Pons por el título de 250 Cc. Igualado a la par que espectacular, el empuje de Garriga se contrarrestaba con el temple de un Pons que, casi siempre un punto por encima, acabó como campeón de dicha cilindrada, empujando inconscientemente a Joan a un declive personal que desembocó en una adicción a la cocaína y en su adiós definitivo de la motos.
‘Comecocos’ Garriga fracasó en sus posteriores aventuras en 250, 500 y Superbikes, lastrado por una derrota que nunca superó. Desesperado, buscó evadirse; y tomó la dirección equivocada. Condenado a dos años de prisión por complicidad en tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas en 2003, según el informe del juicio Joan Garriga llegó a consumir tres gramos de cocaína diarios. “Se me hacía muy difícil vivir sin la velocidad y me sentía decepcionado de la gente que mientras triunfaba me apoyó”, confesó a los médicos que elaboraron el escrito. Acusado años atrás de quemar su negocio para cobrar el seguro; pocos recuerdan la leyenda de un piloto que hasta él mismo quiere olvidar en la montaña del Tibidabo, a las afueras de Barcelona, donde actualmente vive a sus 50 años.

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