http://www.elmundo.es/deportes/2015/08/27/55df387022601d431d8b4589.html
Escrito por Javier Sánchez
En un mal giro del destino, Joan Garriga, falleció este
jueves en el Hospital Clinic a consecuencia de un accidente de moto que sufrió
el jueves. Un final trágico, aunque anunciado por él mismo, para un piloto que
emocionó tanto a los aficionados en el asfalto como los apenó fuera del él. Una
figura única en el motociclismo español, pese a no poseer ningún título de
campeón. Un artista... desde sus inicios.
Garriga, durante una entrevista con el diario MARCA hace dos
meses.
Garriga descubrió el motociclismo, tarde, a los 12 años, con
dos travesuras. Primero, le 'robó' la motocicleta a su hermano para recorrer la
retorcida carretera de la Arrabassada, al norte de la Ciudad Condal, donde
nació y creció, y después, ya apasionado, falsificó la firma de su padre para
conseguir una licencia de competición siendo aún adolescente. De familia
humilde, mientras otros pilotos recibían ayudas de fábricas de la zona, él tuvo
que trabajar como mozo en una empresa de molduras de plástico y como botones en
una oficina de La Caixa para poder costear las máquinas, su mantenimiento y los
viajes.
La llamada de Yamaha
Nada le importó. Con la mayoría de edad, empezó a batallar
en todas las carreras que pudo, fueran urbanas, de montaña o en circuitos, y
necesitó tres títulos de campeón de España (1984, 1986 y 1987) y tres triunfos
en la subida a Montjuic (de 1984 y 1986) para poder comprarse una JJ Cobas y
dar el salto al Mundial. "Cuando me llamó Yamaha no me lo creía",
decía sobre su debut en 1987 en un equipo oficial. El primer año, acabó
undécimo y en el segundo ganó tres carrera y protagonizó uno de los momentos
más fascinantes del motociclismo.
Aquel día renunció al miedo más humano, olvidó la muerte, y,
libre, salvaje, empezó a adelantar por los arcenes, a lanzar su Yamaha al
horizonte. Fue el 17 de septiembre de 1988. En la segunda vuelta de carrera en
Goiana, circuito brasileño, el alemán Martin Wimmer le había enviado al suelo y
se le escapaba la oportunidad de su vida. Podía ser campeón del mundo de 250cc,
culminar por fin su trayectoria, pero para ello debía ganar y esperar que su
'enemigo' Sito Pons no subiera al podio. No lo consiguió. La energía le alcanzó
para llegar al quinto puesto y el título que recibió entonces le acabó
persiguiendo para siempre. Subcampeón. Sólo.
El abandono de Tabacalera
Aquel día le cambió la vida. Había rozado la gloria, había
creado en España la afición que hoy sigue viva y luego... Convirtió la
decepción en ilusión por correr en 500cc y la experiencia no acabó bien. Tras
cuatro años sin resultados, en 1993, Tabacalera, su sponsor, le abandonó y
entonces empezó todo.
"Me vi con mucha gente que mantener y del estrés me
metí dos rayas de coca", admitía; el inicio de su caída. Su drogadicción
le llevó poco a poco a perder salud y ahorros, en 2003 fue condenado a dos años
de prisión por tráfico de drogas (no entró), y en los últimos tiempos acabó de
tocar fondo. En 2012, un desahucio le dejó en la calle con su Seat Panda y su
perra, y al año siguiente sufrió dos infartos. El mundo del motociclismo salió
entonces en su ayuda, pudo empezar sobrevivir de la venta de camisetas, pero de
poco sirvió. Este mismo junio, volvió a ser investigado, aunque no acabó
acusado.
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